jueves, 8 de septiembre de 2005

Te echo de menos...

Hice un trato conmigo mismo hace tiempo, cuando supe que te ibas.

Me juré que costara lo que costara no me iba a quedar nada por decirte.

No he respetado ese acuerdo. No cumplí porque el miedo y la debilidad han sido más fuertes que yo este tiempo, simplemente porque creí que una mirada bastaría; tal vez por egoísmo, porque para mí si era suficiente.

Ahora tan sólo puedo cruzar los dedos y esperar que tu corazón supiera entender y descifrar todo lo que escondían mis silencios, todo lo que mi boca debió pronunciar en algún momento, al coger tu mano, al acariciar tu mejilla… y se ha quedado encerrado hasta el fin de mis días en ésta prisión de piel y huesos.

Siempre pensé que para nosotros habría más instantes, esos que nos robó el Destino, tan cruel y áspero, que nunca nos dió alternativa. La vida no es justa... bajo una estrella siempre habrá alguien como tú...

Por qué ese corazón tan grande dejó de latir?

No hay comentarios: